La culpa ha sido del Facebook. Un artista amigo, y “amigo” de Facebook, recomendaba unos vídeos chorras en “el muro”. He pinchado en uno: Ver vídeo divertido. ¡Toma ya, la página de la pasma!, por fin me ha salido. No ha cundido el pánico, repito. Y miento, sí, cundió un poquito de pánico. Móvil en mano, llamo a mi cuñado informático. No me coge, quizá sea pronto todavía, las 11 y media de un domingo. A ver cómo era esto. ControlAlt+Sup…. Nada, ni se inmuta. Ay, ay, ay. Apago a la tremenda mediante el interruptor de
Es que lo usas
poco, me dice un amigo DAF (de antes de Facebook), ya te acostumbrarás. Y menos
que pienso usarlo porque lo tengo petao de “amigos” desconocidos, le respondo. Eso es por pulsar
sin restricciones la tecla “aceptar amistad”, replica.
¿Cómo voy a rechazar una solicitud amistad, con lo cara que está la amistad en este mundo? Yo me negaba a sospechar que un mundo internauta y solidario podía resultarme tan pelma. ¿Y quién demonios es compartearteweb que me envía columnas y columnas de mamarrachadas y me tengo que arrastrar varias páginas abajo hasta encontrar el enlace de algún conocido que antes me ha recriminado por no leer nada de lo que publica en el muro? Si no lo leo es porque no lo encuentro, porque los sábados y domingos se me llena todo de arte interesantísimo que me importa un bledo, y, cuando me topo con una cara conocida, va esta y llama a la poli. Una poli falsa, dicen. No sé yo.
¿Cómo voy a rechazar una solicitud amistad, con lo cara que está la amistad en este mundo? Yo me negaba a sospechar que un mundo internauta y solidario podía resultarme tan pelma. ¿Y quién demonios es compartearteweb que me envía columnas y columnas de mamarrachadas y me tengo que arrastrar varias páginas abajo hasta encontrar el enlace de algún conocido que antes me ha recriminado por no leer nada de lo que publica en el muro? Si no lo leo es porque no lo encuentro, porque los sábados y domingos se me llena todo de arte interesantísimo que me importa un bledo, y, cuando me topo con una cara conocida, va esta y llama a la poli. Una poli falsa, dicen. No sé yo.
A ver, que lo intente de nuevo. Apagar con el interruptor de
la CPU. Encender.
Pulsar F8 y más ejercicios pianísticos tecleando F8 y Enter. Funciona. Algo sale. ¿Encender en modo experto? ¡Menudo experto! Venga ¿Qué pasa? ¡La
pantalla negra no! Pavor. ¿Recuperar sesión anterior? Sí, dale, dale. ¿Cómo que
no se puede recuperar la sesión? ¡Mierda!, se reinicia y reaparece la llamada
policial; hemos topado con un troyano resistente. Respiro hondo, apago a la
tremenda. Ojalá no se funda la placa base, o la placa madre o la madre que la
parió. Enciendo otra vez. F8 y Enter al tuntún. Elijo abrir en modo experto, sí, sí, experto. Sale el mensaje con dos pestañas. No me acuerdo cual he
pulsado antes. Pito, pito, gorgorito, y aparece mi escritorio de Windows pero en fondo
negro. Por fin puedo hacer algo. Paso el antivirus y parece que no detecta
al bicho. Luego busco en interné: “soluciones al virus de la policía”. Sigo las recomendaciones y a la tercera intentona todo vuelve su ser, sano y salvo.
Estoy agotado. Además se ha nublado el día; no iré a la piscina pero me da tiempo a ver por la tele el final de la maratón olímpica masculina.
No puede ser. Resulta
que un tal Kiprotich va primero y tercero a la vez; y corre con la camiseta de Uganda, de marca Puma, y también con la de Kenia, de marca Nike. Calma, ten paciencia. Pronto obtendrás una explicación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario