domingo, 23 de septiembre de 2012

El poeta, el contable y el comecocos





A mis amigos Pessoa les cae bien. A mí no es que me caiga mal, es que no creo que sea Pessoa. Nos juntamos un día por semana en una hostería, la mejor casa de comidas de la ciudad: menú casero, bien atendido en la entreplanta de un edificio del casco antiguo. Allí coincidimos con el supuesto Pessoa que se sienta a comer solo; sabemos que es contable, que viene todos los días laborales, que su oficina está a escasos metros del restaurante. En invierno lleva sombrero, paraguas, periódico y maletín. Hasta ahí todo bien, bastante pessoano u heterónimo. Que le falte bigote, unos anteojos y sea más alto, son detalles sin importancia, minucias: esto no es Lisboa y un siglo después lo normal es que la alimentación y la moda hayan evolucionado en la península. Tampoco importa que las dueñas de la hostería, que nos atienden con familiaridad, no le llamen Fernando sino Arturo: a un autentico Pessoa le llaman por muchos nombres. Son otros los detalles que me obligan a contradecir a mis amigos. No es Pessoa, me niego a creerlo, les digo. ¿No veis que en vez de orujo toma gin tonic después de comer? Y suponemos que es funcionario; ni Pessoa ni Bernardo Soares son funcionarios, trabajan para empresas de importación exportación. Arturo dispone de un buen puesto en La Diputación y no siempre come solo, recordad, algún día le acompaña a la mesa el Director del Departamento de Cultura. Y por último y más importante, la prueba irrefutable: nunca se termina el vino del menú. Se deja media botella. Inconcebible.
Mis amigos no me toman en serio. Estoy acostumbrado a su desdén, por eso insisto y ahora dudo; puede ser, la media botella no me parece  tan irrefutable, porque, hasta lo que he leído del “Libro del desasosiego”, me fallan las matemáticas.

“Hoy, como me oprimiese la sensación del cuerpo aquella angustia antigua que a veces rebosa, no he comido bien, ni he bebido lo de siempre, en el restaurante, o casa de comidas, en cuyo entresuelo fundamento la continuidad de mi existencia. Y como al salir yo, el camarero comprobase que la botella de vino había quedado mediada, se volvió hacia mí y dijo: “hasta luego, Sr. Soares, que se mejore”. ”
Fernando Pessoa. “Libro del desasosiego de Bernardo Soares”. Traducción de Ángel Crespo. Seix Barral, decimosegunda edición: julio 1991. Página 103.Capítulo 108.

Analizo los datos:

CONSUMO HABITUAL DE VINO EN LA COMIDA 
ARTURO EL CONTABLE    ½ BOTELLA
BERNARDO SOARES          1 BOTELLA
FERNANDO PESSOA          X BOTELLA

Problema:
Definir la cantidad de vino en unidades de botella que consume Fernando Pessoa durante la comida y cotejar esta cantidad con la que consume Arturo el contable para, en caso de que las cantidades no coincidan, descartar que el contable Arturo sea el poeta Fernando Pessoa y zanjar de una vez por todas la discusión con mis amigos comensales. Si, por el contario, las cantidad de vino consumido coincidese, nuestra discrepancia se mantendría en alto y seguiremos como al principio.

Dispongo de más datos: en el prólogo, el traductor Ángel Crespo cita a Fernando Pessoa que primero dice: “Bernardo Soares es una personalidad literaria”, y luego: “Bernardo es mi semiheterónimo”.

La primera afirmación me conduce a dos alternativas:

Alternativa 1:
Bernardo Soares es una personalidad literaria no ortónima. Una personalidad independiente del escritor. No es Fernando Pessoa, ¿pero queda algo de Fernando Pessoa en este personaje? No lo sé y de momento elimino las infinitas fracciones posibles para deducir:

1 BERNARDO SOARES ≠ 1 FERNANDO PESSOA

A partir de aquí no sé encontrar la solución. Desconozco la cantidad de vino que consume Fernando Pessoa.

Alternativa 2:
Bernardo es una personalidad literaria ortónonima y autobiográfica. Bernardo Soares es Fernando Pessoa. Pero un escritor puede volcar toda su personalidad en el personaje o sólo una parte. ¿Cuánto de Fernando Pessoa abarca Bernardo Soares? No lo sé, es otro enigma a resolver. Simplifico las opciones eliminando fracciones y así:

1 BERNARDO SOARES = 1 FERNANDO PESSOA

Con esta alternativa obtengo mi primera solución. Si Bernardo Soares y Fernando Pessoa son la misma persona que consume una botella de vino durante el almuerzo, Arturo el contable, que sólo toma media botella, no puede ser, de ninguna  manera, Fernando Pessoa.

ARTURO EL CONTABLE ≠ FERNANDO PESSOA

Demasiado Fácil. No conviene fiarse de que un escritor refleje fielmente toda su personalidad en el personaje autobiográfico. Como he apuntado antes, por muy sincero que sea, un escritor se fracciona y suma invenciones, olvidos o percepciones subjetivas a su personaje.

La otra afirmación: “Bernardo Soares es mi semiheterónimo”, me permite centrarme en un quebrado: La mitad, sugerida por el prefijo “semi”.
Bernardo Soares es mitad Pessoa y mitad heterónimo, según interpreta el traductor y prologuista Ángel Crespo en esta frase de Pessoa. Daré la interpretación por válida. Me fío del erudito aunque no puedo evitar el acecho de otra posibilidad: que Bernardo Soares sea mitad heterónimo y mitad cualquier ficción que no trate de Pessoa. Entonces debería definir qué es un heterónimo y distinguirlo de otro tipo de ficciones. Y un heterónimo es un pseudónimo que vive independiente del escritor. La cosa se complica. Por eso confío en Ángel Crespo que ha leído el “Libro del desasosiego de Bernardo Soares” y a los demás heterónimos de la creación literaria de Pessoa. Conoce la biografía de Fernando Pessoa y la diferencia de sus heterónimos.
La interpretación de Ángel Crespo y la mayoría de Pessoanos conduce a esta formula:

BERNARDO SOARES = ½ FERNANDO PESSOA + 1HETERÓNIMO

Por otro lado:

FERNADO PESSOA = ½ FERNANDO PESSOA + ½ FERNANDO PESSOA = F1 + F2

Donde “F1” es el subconjunto de características que definen a Fernando Pessoa entre las que se incluye la costumbre de beber una botella completa de vino en las comidas y “F2” el subconjunto de características que definen a Fernando Pessoa que no incluye esta costumbre de beber una botella completa de vino en las comidas.
De ahí que si:

BERNARDO SOARES = F1 + HETERÓNIMO

el vino que consume Arturo no corresponderá con el vino consumido en “F1”, luego Arturo no es Fernando Pessoa.

Pero si:

BERNARDO SOARES = F2 + HETERÓNIMO

cabe alguna posibilidad de que la cantidad de vino consumida por Bernardo Soares no refleje la cantidad que consume Fernando Pessoa, y por tanto no puedo descartar que Arturo el contable y Fernando Pessoa sean la misma persona.
¿Y por qué digo que cabe alguna posibilidad de que el vino que consume Bernardo Soares no coincida con el que consume Fernando Pessoa, en vez de afirmar rotundamente que no coincide en absoluto ya que el término “F2” no contempla el vino que toma Pessoa? Lo digo porque un heterónimo puede componerse de distintas maneras. Un heterónimo puede a su vez contener fracciones de la personalidad del autor junto a otras características independientes o ficticias.

HETERÓNIMO = CARACTERÍSTICAS AUTOBIOGRÁFICAS DEL POETA + CARACTERÍSTICAS INDEPENDIENTES Y LITERARIAS

Es decir, que en la mitad “heterónimo” que compone la totalidad de Bernardo Soares pueden colarse características de la personalidad de Fernando Pessoa, entre las que no debo olvidar el consumo de vino en las comidas. Y de esta manera formular:

BERNARDO SOARES = F2 + HETERÓNIMO = F2 + (ELEMENTOS DE LA PERSONALIDAD DEL POETA ENTRE LOS QUE SE INCLUYE EL CONSUMO DE VINO EN LA COMIDA + OTROS ELEMENTOS DE PERSONALIDAD INDEPENDIENTES A FERNANDO PESSOA) = F2 +(  HP  + RESTO DE HETERÓNIMO) = F2 +( HP + HS)

Porque:

SECCIÓN HETERÓNIMO DE BERNARDO SOARES = HP + HS

Donde “HP” es un subconjunto de “heterónimo” que contiene elementos de la personalidad del poeta Pessoa, y “HS” el subconjunto de “heterónimo” con las características propias de Bernardo Soares.  Debo anotar que, a diferencia de “F1” y “F2”, “HP” y “HS” no tienen por qué ser mitades iguales.


Casi todas las bifurcaciones que encuentro en mis operaciones me llevan a descartar que Arturo el contable sea Fernando Pessoa, si embargo, la fórmula:

BERNARDO SOARES =  F2 + HETERÓNIMO

contiene la opción beber 1 botella de vino en las comidas dentro de “heterónimo” (o de “HS”), mientras la mitad referida a Pessoa o “F2” ignora esta caraterística y no me permite descartar que Arturo el contable sea Fernando Pessoa. Me deja en un callejón sin salida.

Si han llegado hasta aquí, se habrán dado cuenta de que las matemáticas no me fallan: soy yo quien falla a las matemáticas. Me pasé al bachillerato de letras para huir de ellas, no supe apreciarlas en su medida y ahora las necesito. ¡Necesito tantas cosas que nunca conseguiré! Por ejemplo, nunca aprenderé matemáticas, me resigno al vacío de lo no empezado, al tiempo en que no me ocupé del álgebra ni de encontrar soluciones a ecuaciones de diferentes grados que ahora me permitirían distinguir entre variables, constantes, coeficientes y términos independientes de la función. Vale, de acuerdo, soy incapaz de distribuir media botella, una botella, un poeta, un heterónimo y un contable en la ecuación; pero por favor que no me jodan, este tío no es Pessoa.