miércoles, 24 de noviembre de 2010

Preservar mi identidad


No pretendía insultar a mis vecinos cuando escribí “puede suceder que tus vecinos sean ratas…” Mis desconsiderados vecinos no son ratas, son seres humanos y vecinos insoportables. Ojalá fuesen ratas, en la droguería encontraría eficaces soluciones a mi problema en forma de sobres raticidas. Pero no, la mejor solución ahora es mudarme. Por momentos pienso que otra solución es subir armado con una recortada y cargarme a toda la familia, pero haría ruido y mancharía; también yo pecaría de desconsiderado. No me imagino una escena tan dramática para llegar al mismo resultado: me mudaría, en este caso me mudarían, a la cárcel más cercana. Los gastos inmobiliarios no correrían a mi cargo, pero no se me permitiría elegir el nuevo apartamento ni a mis nuevos vecinos que podrían resultar tan desconsiderados como los actuales. Es lo malo de las licencias poéticas. De escribir algo impreciso. No es que no supiera qué quería contar, pero algo se me escapaba y me introduje en terreno pantanoso. Así que el único lector de mi blog (aparte a mí mismo) me comentó:
-He leído lo que dedicabas a tus vecinos.
Mi único lector es un amigo que ha soportado mis amargas quejas sobre mis vecinos. Pero no, le contesto que escribo este blog bajo ruidos de tacones, gritos, arrastre de sillas, caídas, rebotes y desparrame de juguetes, portazos, carreras en el pasillo y un incesante vibrar del forjado de mi techo que es el suelo de los de arriba, pero no, no escribía sobre ellos.
-Pues te ha traicionado el subconsciente -replica.
-Puede ser. Pero respondía a un columnista que analizaba encuestas europeas sobre ratas y novelistas.
Es difícil conservar la identidad, mantenerse fiel a los principios. En mi adolescencia quería ser anarquista. Si había que enfrentarse al poder, ya puestos contra todo el poder, anarquista ni más ni menos. Algunos blandengues eran comunistas o socialistas, medias tintas. Nunca voté. Ni para el delegado de clase en segundo de BUP. -¡La democracia es la dictadura de la mayoría, todos seremos delegados! -y enarbolaba mi bandera con la A blanca encerrada en su círculo blanco sobre fondo negro. Luego en mi juventud, en aras de un sentido práctico, empecé a ceder y a votar en blanco. Colaboré con los demócratas. Fui anarquista de pacotilla y caí en decadencia. Empezó mi declive libertario. Un voto es la grieta por donde se cuelan todas las concesiones democráticas. Ese fue mi error, ceder al sentido práctico. Cuántos anarquistas célebres terminaron su curriculum libertario afiliados a partidos conservadores si no directamente en grupos de fascistas, nacionalistas o racistas. Algo parecido debió suceder con Azorín y, a unos niveles más de chicha y nabo, con el mediático Sánchez Dragó. Algunos lo justifican como una evolución lógica de la edad. Yo creo que es más una escalera de concesiones. La vejez se acelera con las concesiones más que con la edad, la experiencia o la sabiduría. Concesiones de Juventud y flaquezas de vejez. El caso es que ya no soy tan ácrata porque he prestado mi voto en varias convocatorias de elecciones generales, autonómicas, forales y municipales. Es cierto que no he mantenido un voto fiel, y que he votado siempre a la contra, para fastidiar, ni siquiera a partidos que me cayeran en gracia, siempre al partido que mejor pudiera perjudicar a las encuestas, con tal criterio que incluso votaría a la derecha. Lo haría para joder eh, porque sigo siendo anarquista, pero con un sentido muy práctico que participa en los comicios en lugar de poner bombas y cargarme a toda esa pandilla de dirigentes y dictadores demócratas. Y mis vecinos se van a enterar cuando les queme la casa porque tengo alma anarquista. Se tendrán que largar con sus ruidos si no se ponen pantuflas en casa para molestar menos a los de abajo, si no aprenden a vivir en comunidad, los muy salvajes. Y así, poco a poco, un anarquista impaciente se hace de derechas sí señor, un ciudadano de bien y de orden. Si me tomo un vaso de leche con un par de Trankimacines 3 mg me quedo calmado y más tolerante. Aunque no puedo seguir fatigando el hígado con fármacos. Preferiría envenenar a mis vecinos antes que a mí.
No he conseguido mantener mis ideales de adolescente ni mi apellido de Impoético. Me dejé llevar, caí en licencias poéticas y confundí a mi único lector. Intentaré que no vuelva a ocurrirme aunque soy de voluntad débil, un sapo común. A mi único lector le explicaré que considero a las ratas habitantes europeas de pleno derecho, antiguas vecinas que han acompañando a seres humanos en barcos por el mundo para colonizar territorios extranjeros como corresponde a su naturaleza invasora y europea. No soy xenófobo, sólo un poquito cuando se trata de vecinos de arriba, con los demás soy muy tolerante. Yo quería sugerir lo mismo que el columnista citado, que los novelistas se multiplican como los roedores, no sé, quizás si me dejase de licencias poéticas lograría ser más asertivo y borraría los “quizás” que tanto aparecen por este blog.

sábado, 20 de noviembre de 2010

El 0,5% de la población europea es novelista

Un columnista contaba en mi periódico que en Europa uno de cada 200 habitantes escribe una novela en este momento. Lo señalaba de pasada entre otros datos menos denterosos, como el de que ningún habitante europeo puede estar más lejos que a 20 metros de una rata. ¡Vaya!, eso no me lo creo. En algún descampado castellano debe darse la casualidad de que no encontremos una rata en 20 metros a la redonda. La inevitable proximidad se da en ciudades europeas de pedigrí como Amsterdam, París o Barcelona. En mi ciudad también sucede, seguro. Aunque si vives en un edificio alto, no necesariamente. Si vives en un ático de un edificio de 11 pisos puede ocurrir que los 10 vecinos que viven debajo gasten raticida y por lo tanto vivas 11 pisos por encima de las ratas del sótano, a más de 20 metros alejado en altura. Por algo son exclusivos los áticos. Pero también puede suceder que tus vecinos sean ratas y que tú eres otra rata obligada a convivir con ciudadanos y ciudadanas europeos.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Sant Antoni y el ranking trascendental



En la inauguración de un amigo pintor me puse al corriente de los rankings. Hacía tiempo que no nos veíamos porque está muy ocupado en exposiciones internacionales y empezamos a bromear con los rankings. Mi amigo hablaba de las páginas webs que se ocupan de puntuar a los artistas por sus exposiciones, siguen la trayectoria y les numeran en un ranking. Él, que últimamente ha sido invitado a varias bienales internacionales, me contaba orgulloso que ya es el número tres mil y pico, no recuerdo bien, pero reímos y brindamos por ello, le felicité sinceramente y le mostré mi admiración porque no es un mérito baladí. En estos rankings internacionales el primer artista español suele encontrarse bastante alejado de los primeros puestos. Ahora me complace percibir que esta situación cambiará pronto radicalmente gracias a un ranking infinitamente más trascendente que todos los de interné y que será encabezado por un artista español o catalán.
El pasado domingo en el mismo periódico que informaba sobre el premio nacional de Artes plásticas a S. S. y las negociaciones con la Baronesa me enteré de los trámites para la canonización de Gaudí. Se trataba en una columna con motivo de la visita del Papa y de la “Bula de promulgación” como basílica a la Sagrada familia. Se marchó el Papa y casi ni me entero de que había llegado. Qué veloz. Sé que ha abierto la boquita y ha molestado al gobierno, a las mujeres trabajadoras, a gays y a lesbianas, “bueno, el Santo Padre ha molestado a mucha gente pero sin intención de crear polémica”, justificaba un portavoz con sotana en televisión. Y lo de Gaudí sin resolverse, que era lo que me interesaba. Artista y santo. Eso sí es un premio de categoría. Gaudí no será el primer artista canonizado. Fra Angélico lo ha sido primero. Esto deja al arte contemporáneo a la altura del barro. Sí, Porque hay artistas que mueven literalmente montañas, como Fracis Alÿs; muy bonito eso de que la fe mueve montañas, pero montaña montaña… El mismo Alÿs reconoce que era una duna de arena (por poner un ejemplo con términos que suenan cercanos a la fe cristina). Hay arte que puede ser asombroso pero milagroso de verdad ya es otro nivel. Fra Angélico es el patrón de los artistas por algo. Ha tenido que lograr auténticos milagros para superar las pruebas del tribunal canonizador. Es un pedazo de artista. Y ahora Gaudí. Aunque los milagros de Gaudí son curaciones que todavía no pasan el juicio del jurado canonizador. No le han debido de salir muy bien. Es que Gaudí al final era un poquito torpe. No sabía ni cruzar la calle, se despistó, fue a cruzar y un tranvía lo mandó al Paraíso. No son los únicos. Debe de haber más artistas santos o por lo menos mártires. Por ejemplo, entre el Papa anterior y este han canonizado a centenares de mártires de la guerra española, la mayoría curas, monjas, hermanos maristas y otros religiosos. Entre tanto hábito y sotana tendría que haber alguien que pintase, dibujase, fuese ceramista o se dedicase a la cocina. Seguramente las Carmelitas Descalzas hornearían unos roscos de anís y huesos de santo divinos, y desde la participación de Adrià en la Documenta de Kassel todos sabemos que los cocineros son artistas indiscutibles. Aunque serían artistas anónimos, sin ranking ni trayectoria. No conozco más artistas de renombre canonizados por su arte devoto. Es algo que puede perjudicar a la autoría artística. Decir que a Fra Agélico le salían los cuadros de milagro, o que Antoni Gaudí proyectaba edificios de milagro porque no sabía ni cruzar la calle y toda su arquitectura, sus diseños de forja o de cerámica, sus métodos ingeniosos no eran más que intercesión divina, cuestiona su autoría, sus aptitudes artísticas: jugaban con ventaja. Con milagros cualquiera. Porque ambos, Fra Angélico y Gaudí podían ser incapaces. Unos análisis de ADN podrían demostrar en el futuro que Fra Angélico, sin ir más lejos, era daltónico. Pero acrecienta su santidad. Modestia y humildad, nada de vanidad artística, que la mano derecha no sepa que hacía la izquierda. No hay pecados capitales. Todo era obra del sacrificio, de exprimir sus aptitudes. Paradigmas del “ora et labora”
Desconozco cómo marcha ahora el ranking de artistas santos. Los defensores de la canonización de Gaudí afirman que será el primer artista santo porque Fra Angelico sólo es beato. Algo que ayudará a sacar pecho a los nacionalistas españoles y catalanes. Espero que no se lo disputen hasta la canonización definitiva, no vayan a entorpecer el proceso. No sé, no sé… No me aguanto: permítanme escarbar, meter los dedos por ahí. Dicen que Gaudí era muy pero que muy catalán. Sobre todo en su juventud. ¿Se puede ser catalanista y santo? A algún bigote español le puede dar un colapso. El vaticano decidirá, como ya decidió que no se puede ser mártir y vasco cuando excluyó de su lista a los sacerdotes y religiosos de este bando nacionalista. He encontrado un precedente (de santo artista, no de catalanista): San Lázaro el Ikonógrafo, pero no he visto ninguno de sus iconos para apreciar sus habilidades. Lo cierto es que las artes visuales deben de ser más  laicas o pecadoras que otras porque entre poetas místicos ya hay unos cuantos que han llegado a  santo.  Si hoy cualquier tema sirve para un proyecto de investigación, ¿por qué no este? Yo no tengo ganas, lo dejo a estudiantes desocupados.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Por los noes

Vaya lío que tengo. Hoy he visto en el periódico una foto a la directora general de Bellas Artes, Ángeles Albert. Muy sonriente ella. Ayer reparé por primera vez en su persona: Ángeles Albert era quien declaraba que el Ministerio de Cultura no había recibido todavía la carta de Santiago Sierra renunciando al Premio Nacional de Artes Plásticas. No es por nada, bastante tengo con recordar dónde tengo la cabeza como para retener los nombres de los funcionarios públicos. Me parece que es Ángeles Albert, y no Àngels, no estoy seguro, que no se me enfade don Josep-Lluís Carod-Rovira, ya le digo que desde ayer he leído el nombre de la directora de las dos maneras y todavía no he encontrado tiempo para investigar como se llama realmente “aquí y en la China Popular”. Hoy la señora Albert comentaba la jugada de la Baronesa Thyssen y las negociaciones sobre la cesión o alquiler de sus cuadros. Ayer Santiago Sierra apelaba a su libertad y renunciaba a los 30.000 euros del premio. Doña Tita Cervera también dice que es una persona libre y no necesita el dinero que le ofrecen. Santiago Sierra envió su carta a la ministra, se encadenó a su libertad artística y dijo No, ¡No a la tala! ¡No a la tala! ¡No a la tala!, en el paseo de la Castellana
Muchos aplauden a Santiago Sierra y otros tantos le abuchean. Es que no se puede hacer nada sin que te critiquen, ni rechazar un premio. Cada vez entiendo menos. Es que soy un pringao, y, si pienso en mi última experiencia artística, con su decisión Santiago Sierra me lo restriega más por la cara. No está muy claro. Entre las infinitas opiniones del blog Contraindicaciones alguien sospecha que todo es una maniobra del grupo Democracia. ¡Esa sería buena! El arte de Democracia no me atrae mucho, demasiado carpetovetónico. Mucha bulla con sal gorda. El de Santiago Sierra sí. Aunque si la carta fuese de Democracia cambiaría mi opinión, eso sí que tendría fina mala leche.
De momento Ángeles Albert dice que es una situación inaudita y no sabe qué hacer con el premio, si pasárselo al siguiente o dejarlo para el año que viene; porque la postura de quien admita ahora el premio es algo embarazosa. El premio es una patata caliente que podrían ir soltando uno tras otro artista suplente tras artista suplente. ¡Imagínate si lo sueltan más de cien mil y me llega! Pues me lo pensaría, ¡qué demonios! Ya que soy un pringao, por un poco más: pringao y quemao. Pero no, creo que también lo soltaría, si puedo, porque igual soy el  último y no queda nadie detrás. Qué ingenuo. Lo más seguro es que el segundo o la segunda suplente lo aceptará de buen grado y se justificará con un buen discurso. Si algo tiene el arte español son argumentos.
Se me ocurre la más sencilla solución: dividir el premio. Que se reparta un euro a cada artista suplente hasta que se acabe. Si es necesario, que el jurado llame a una experta en listas como Rosa Olivares. Ella les ayudaría a redactar un listado de artistas ordenado del uno al treinta mil. Otra opción es armar una plataforma para el reparto democrático de un premio abandonado. Una plataforma interdisciplinar, transfronteriza y epistemológica si hace falta.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Como un globo de Shrek



No he podido atender esta impoética. He estado ocupado con mi vida anterior: una exposición de la pera en la mayor sala de un Centro de Arte Moderno y de provincias. La sala principal, un salón de unos novecientos metros cuadrados y con paredes de hasta ocho metros de alto. He podido incluso intervenir la arquitectura. Pedí cerrar algún vano entre columnas con Pladur y, como decían los responsables del centro, “romper la sala”. "Es que rompes la sala". Como si significase algo… Yo sólo quería cerrar la visión de una parte y crear un recorrido. Quedó bien la “rotura”. La sala parecía aún más grande. El centro cuenta ya con tres años de exposiciones y nadie había “roto la sala” todavía. No es ninguna genialidad, necesitaba esa barrera, porque el espacio es como un frontón de pelota vasca: abierto y muy desapacible. Siempre me he sentido destemplado en los frontones, su reverberación me produce hormigueo en la espalda y frío en los riñones. La sala no es un frontón real, no sirve para jugar a pelota. Las paredes son de cartón yeso, no macizas como las de los frontones, y no tienen la acústica de estos. Pero he “roto” bien la sala. Lo malo es que no es la sala lo único que se ha “roto” figurativamente hablando.  Me explicaré. Lo noté sentado en la rueda de prensa junto al director regional de cultura a la postre el responsable del Centro de Arte Contemporáneo. Me destrozó el orto, el individuo. Y no me gustó nada. No. No quiero herir identidades sexuales. Prefiero escribirlo así en argentino porque me suena menos hiriente. Si me equivoco, pido disculpas. Pero estoy jodido. Me la metieron bien doblada. No aburriré con los detalles. Me insuflaron aire indeseado por orificios imprevistos. Con su voz atiplada, el director regional de cultura leyó un discursito muy útil a sus superiores y al partido regionalista que le sustenta. Me enteré de lo bien que salió la expo y de lo pringado que sigo siendo. Otra vez en el lado que no quiero. Han montado una exposición en un espacio grande y difícil, la anuncian como de producción propia; propia de ellos que no mía. Se referían a su departamento de cultura. Y es cierto, ellos han pagado el Pladur, aunque todas las piezas de la exposición las pagué yo como pude con mis trabajos remunerados y buscando subvenciones por centros que sí producen exposiciones. En fin, que han cubierto el expediente por cuatro duros y han cumplido estupendamente ante la prensa que es lo que importaba. He alimentado esta idea de los
regionalistas: producir arte moderno es muy barato, se puede llenar una sala de novecientos metros cuadrados por cuatro euros; siempre encontrarás artistas locales dispuestos a colaborar gratis, o casi. Encima tienen razón. El centro está pelado de presupuesto. Yo he contribuido a que siga así o a que empeore su situación prestando un trabajo anterior como de producción actual, un trabajo cuyo coste (sólo material, no cuento ni tiempo, ni viajes, ni dudas, ni proyectos, ni materiales rechazados) multiplica por cinco lo que ellos se han gastado en su "producción propia", en pagar el Pladur, a la empresa que me ayudó a montar, la restauración de alguna pieza, el transporte etc. Es estrictamente cierto que han producido la exposición. Sólo la exposición. Y se puede seguir así, como hay crisis… El director general de cultura se marchó sin despedirse. Misión cumplida. Tendría prisa por llegar a otra rueda de prensa. En el Centro me trataron bien. Bastante hicieron, pudo ser peor. La exposición me gusta pero entonces ¿por qué me siento incomodo?
En la rueda de prensa recordé unas ranas de mi infancia. Cuando era niño veraneaba en un pueblo del sur de España. Mis amiguitos del pueblo siempre estaban dispuestos a ampliar mis pobres habilidades de niño de ciudad. Y me enseñaron a inflar ranas. Aprendí a introducirles una pajita por el ano y a soplar. La rana se hinchaba como un globo. Luego la echaba al agua y la ranita se esforzaba por sumergirse, intentaba huir pero no podía, era un flotador. Nos desternillabamos de risa. Lo peor era cuando salían las tripas por la boca, entonces las ranas no nadaban, sólo flotaban inertes en el agua sin ninguna gracia. Es una sabiduría universal que aparece reflejada, con otra técnica, en una escena de la primera película de Shrek. El ogro infla bichos y los convierte en globos de feria. Muy gracioso. La sala se ríe. Los guionistas de Shrek y mis amigos del pueblo no se conocen. No creo que se haya transmitido la información entre continentes. Los conocimientos universales surgen espontáneamente en apartados puntos del planeta. Los niños de pueblo estadounidenses y españoles saben inflar bichos por sabiduría infusa, congénita. Los directores generales de cultura, también.