domingo, 7 de noviembre de 2010

Por los noes

Vaya lío que tengo. Hoy he visto en el periódico una foto a la directora general de Bellas Artes, Ángeles Albert. Muy sonriente ella. Ayer reparé por primera vez en su persona: Ángeles Albert era quien declaraba que el Ministerio de Cultura no había recibido todavía la carta de Santiago Sierra renunciando al Premio Nacional de Artes Plásticas. No es por nada, bastante tengo con recordar dónde tengo la cabeza como para retener los nombres de los funcionarios públicos. Me parece que es Ángeles Albert, y no Àngels, no estoy seguro, que no se me enfade don Josep-Lluís Carod-Rovira, ya le digo que desde ayer he leído el nombre de la directora de las dos maneras y todavía no he encontrado tiempo para investigar como se llama realmente “aquí y en la China Popular”. Hoy la señora Albert comentaba la jugada de la Baronesa Thyssen y las negociaciones sobre la cesión o alquiler de sus cuadros. Ayer Santiago Sierra apelaba a su libertad y renunciaba a los 30.000 euros del premio. Doña Tita Cervera también dice que es una persona libre y no necesita el dinero que le ofrecen. Santiago Sierra envió su carta a la ministra, se encadenó a su libertad artística y dijo No, ¡No a la tala! ¡No a la tala! ¡No a la tala!, en el paseo de la Castellana
Muchos aplauden a Santiago Sierra y otros tantos le abuchean. Es que no se puede hacer nada sin que te critiquen, ni rechazar un premio. Cada vez entiendo menos. Es que soy un pringao, y, si pienso en mi última experiencia artística, con su decisión Santiago Sierra me lo restriega más por la cara. No está muy claro. Entre las infinitas opiniones del blog Contraindicaciones alguien sospecha que todo es una maniobra del grupo Democracia. ¡Esa sería buena! El arte de Democracia no me atrae mucho, demasiado carpetovetónico. Mucha bulla con sal gorda. El de Santiago Sierra sí. Aunque si la carta fuese de Democracia cambiaría mi opinión, eso sí que tendría fina mala leche.
De momento Ángeles Albert dice que es una situación inaudita y no sabe qué hacer con el premio, si pasárselo al siguiente o dejarlo para el año que viene; porque la postura de quien admita ahora el premio es algo embarazosa. El premio es una patata caliente que podrían ir soltando uno tras otro artista suplente tras artista suplente. ¡Imagínate si lo sueltan más de cien mil y me llega! Pues me lo pensaría, ¡qué demonios! Ya que soy un pringao, por un poco más: pringao y quemao. Pero no, creo que también lo soltaría, si puedo, porque igual soy el  último y no queda nadie detrás. Qué ingenuo. Lo más seguro es que el segundo o la segunda suplente lo aceptará de buen grado y se justificará con un buen discurso. Si algo tiene el arte español son argumentos.
Se me ocurre la más sencilla solución: dividir el premio. Que se reparta un euro a cada artista suplente hasta que se acabe. Si es necesario, que el jurado llame a una experta en listas como Rosa Olivares. Ella les ayudaría a redactar un listado de artistas ordenado del uno al treinta mil. Otra opción es armar una plataforma para el reparto democrático de un premio abandonado. Una plataforma interdisciplinar, transfronteriza y epistemológica si hace falta.

2 comentarios:

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  2. Lo siento, por error y por pura torpeza y sin niguna intención de hacerlo que conste, se han borrado los comentarios anteriores.
    Decían esto:
    hana dijo...
    Hola, esta mañana leí la carta y esta tarde lo por aquí escrito. No sé pero rechazar así un premio... le ha faltado algo más de humanidad, esto es, haberse quedado con la patata y ser él quien la reparta. Me ha parecido correcta su opinión sobre el estado y su elección libre. Se me ocurren montones de ideas para las que pudiera haber destinado el dinero, pero es... su libertad. Imagino llegaremos a saber bien el final completo.

    Me he puesto al día y vendré como seguidora, pero no de esas que encasillan, también voy por libre.

    ja,ja, ¿sapo? je,je
    me acerco a tu orilla
    volando vengo, volando voy
    y más grande que mosca soy.


    Salud

    Impoético dijo...

    Hola Hana, bienvenida por esta orilla, estaba aburrida (la orilla), en invierno con el frío hay pocas moscas. Lo de rechazar un premio debe de estár muy bien, me parece, y sobre todo si no lo has pedido.
    saludos.

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