sábado, 20 de octubre de 2012

18-07-1916




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Ningún problema tiene solución. Ninguno de nosotros desata el nudo gordiano; todos nosotros o desistimos o lo cortamos. Decidimos bruscamente, con el sentimiento, los problemas de la inteligencia, y lo hacemos o por cansancio de pesar, o por timidez de sacar conclusiones, o por el impulso gregario de regresar a los demás y a la vida.
Como nunca podemos conocer todos los datos de una cuestión, nunca podemos resolverla.
Para llegar a la verdad nos faltan datos suficientes, y procesos intelectuales que agoten la interpretación de estos datos.

18-07-1916.

Página 138

Mira que es majo este Fernando Pessoa o Bernardo Soares o Arturo el Contable o quien sea el que en la página 138 de mi ejemplar del “Libro del desasosiego” editado en Seix Barral me explica por qué no encuentro solución a mi problema: sencillamente porque no la hay, ¿cómo la voy a encontrar?, ¿cómo voy a saber si Arturo es Pessoa si me faltan datos? Aunque cada vez encuentre más datos, siempre me faltará alguno. Ahora sospecho que Pessoa ha leído mi problema aquí en este blog; conoce mi incapacidad matemática, mi problema irresoluble, y me ha estado esperando en la página 138 para liberarme de cargas, para exonerarme con estas líneas que escribió un 18 de julio de 1916. No eres tan tonto, me dice, es que no hay solución, o quizás sí, eres muy tonto pero da igual, porque de todas formas el problema no tiene solución; ningún problema tiene solución.
Lo dejó escrito para mí un día señalado de Fiestas y Ferias de San Fermín 1916.



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