sábado, 31 de diciembre de 2011

“Humano como una lágrima” es una comparación que no entiendo bien porque me despistan los burros con legañas


            1humano como una lágrima
            2Respeta el pH
de las lágrimas


1- De “Ejercito enemigo”. Alberto Olmos, página 206 en la primera edición de Mondadori.
2- De “El hacedor (de Borges), Remake”. Agustín Fernández Mallo, página 137 en la primera edición de Alfaguara.

El párrafo completo en “Ejercito Enemigo”:
“Pablo López Fontana me pareció inmediatamente no culpable. Por su nombre. Tener un nombre me lo hacía concreto, humano como una lágrima. El asesino genérico de Daniel se me hacía implacable, oscuro, monstruoso, refugiado en las cavernas del anonimato, masticando sangre y delito. Pero Pablo López estaría tranquilamente en su casa, viendo un concurso por la tele.”
El poema que ocupa una página y un capítulo completo de “El hacedor (de Borges), Remake”:
“A la efigie de un capitán de los ejércitos de Cromwell

Respeta el pH
de las lágrimas

(frase encontrada en un prospecto de una crema hidratante de ojos)

LAS COMPARACIONES SON ODIOSAS

He visto lágrimas de burro que se hacen legañas a las que acuden moscas negras como los ojos del burro, azabaches como los de Platero aunque el burro que he visto llorar miraba con ojos negros, simplemente negros con legañas negras plagadas de moscas negras, y era grande, un burro grande.
Las comparaciones son odiosas. “El hacedor (de Borges) Remake” de Fernández Mallo me ha gustado más que “Ejercito enemigo” de Olmos. No mucho, mucho más. Sólo un mucho más, que es poco más porque fueron lecturas consecutivas y los dos libros me gustaron. La comparación resultó odiosa e inevitable. Tienen poco en común. Sí, escritores españoles, de edición joven, o mejor, de edición actual, porque son jóvenes pero no tanto, no jodamos con la juventud, si fuesen neandertales serían ancianos, pero son homo sapiens sapiens, homos listos: un calvo y un gafapasta. Listísimos. Poco jóvenes ya: uno de treintaimuchos y el otro cuarentaitantos. Tampoco son malditos pero tienen lágrimas. La de Olmos es cursi. No la entiendo bien. A veces lo cursi me chirría. No importa, “también me va lo cursi”, escuché a Kate Winslet el día de navidad en una película sobre navidad, y me gusta Kate Winslet a pesar de “Titanic”, qué pasa. También me molan los Icebergs aunque un Iceberg hizo chirriar el casco del trasatlántico y la lió Parda que es una Osa que en el círculo cromático del Atlántico Norte desentona. He tenido que ir al Polo a pensar y regresar. “Humano como una lágrima” es una comparación que no entiendo bien porque me despistan los burros con legañas. Sobre estas líneas entiendo que Olmos me suena cursi pero no se equivoca. Olmos es muy listo, ya lo he dicho, sabe que una lágrima es humana. Porque los lagrimales del burro producen moscas. El burro llora moscas y el humano lágrimas, todos nos parecemos, lloramos elementos volátiles. Yo, sin ir más lejos, me como mis lágrimas. Antes que se evaporen, prefiero atrapar con la lengua mis preciadas moscas saladas.

El burro llora las moscas que vuelan de sus lagrimales

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