domingo, 2 de noviembre de 2014

Mi tentativa de reanimación de un lugar parisino el 18 de octubre de 2014




Llegamos puntuales a la cita. A las 10:30, desde la rue du Vieux Colombier, cruzábamos la rue Bonaparte y pisábamos la plaza. Me presenté acompañado por M. Tras un recorrido visual por los cuatro lados de la plaza, no encontramos ni rastro del Tabac ni del Café Saint Sulpice. No quedaba más que un café, Le Café de la Mairie, y allí fuimos a ocupar la segunda mesa a la derecha detrás de la entrada acristalada. La mañana del 18 de octubre de 2014 lucía como de primavera y los clientes que habían preferido las mesas de fuera habían dejado libre una de las que queríamos ocupar.

Antes de entrar al Café de la Mairie, fotografié desde la acera el Parking donde s’engouffrait*  un “dos caballos” el 18 de octubre de 1972. Desde el mismo punto, también saqué fotos al café. Un Fiat entró en el encuadre y casi me atropella: la acera donde me había plantado descendía por la rampa de acceso al Parking. Cuando el Fiat pasó a mi lado, busqué la cara recriminadora del conductor; sin embargo, un hombre robusto y canoso, de unos sesenta años, con chaleco gris, camisa clara y alzacuello conducía mirando al frente: encontré la amplia sonrisa de un cura divertido por mi sobresalto, por mi gesto de fotógrafo despistado.

Pedimos dos cafés al camarero: un café crème y une noisette; saqué fotos a la mesa: el librito de Perec delante de las dos tazas y el ticket con la fecha, el precio y el nombre del café. Tomas digitales y de película, unas con la Leica x2 y otras con la m6 cargada con Tmax 100 de Kodak. También disparé al interior del café y a lo que pasaba por la acera al otro lado de la cristalera. Se me amontonaba el trabajo: tomas digitales con tomas de película. Es mejor decidirse por una sola cámara, dos Leicas son demasiadas, me estaba liando; no me parezco en nada a Doisneau ni a Cartier Bresson ni a Kertész ni a Brassai; disparaba sin levantarme del asiento que había elegido entre datos imprecisos como el asiento de Perec, porque Perec escribió que se sentó en el Café de la Mairíe poco detrás de la cristalera mirando hacia la calle, sin especificar si se sentó a derecha o a izquierda de la entrada.

M. pidió un agua con gas. El camarero trajo una Perrier.

Nuestra posición exacta en el café:
Un prisma acristalado gana espacio a la acera. Dentro cabe una fila de veladores, cada uno con sus dos sillas que miran paralelas a la plaza. Cinco mesitas y diez sillas en total: tres veladores a un lado del paso de entrada y dos al otro. Nosotros también miramos a la plaza, ahora la entrada queda delante a nuestra derecha, estamos ante el velador del medio de los tres a la izquierda del paso, M sentada a mi izquierda, a su izquierda queda libre la tercera mesa, la que toca un lateral del prisma acristalado; a mi derecha un señor lee una guía turística, la otra silla de su mesa está vacía; al otro lado, a un metro escaso para la entrada y salida de clientes y camareros que sirven fuera, las otras dos mesas con sus cuatro sillas vacías. Detrás de nosotros el café entra en el edificio.


* s'engouffrait: se introducía, se precipitaba, descendía.

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