Este 14 de septiembre seguro que cumplen años otros amigos, o conocidos o personajes ilustres. Pero no los tengo anotados. Mi agenda es un desastre y el Facebook no me advierte de ninguno. La Wikipedia Efemérides señala unos cuantos. Encuentro interesante este dato: hoy cumplen años Renzo Piano, Mario Conde y Malena Gracia. Felicidades.
Me entristece recordar a los que hoy cumplirían pero ya no cumplen; como a mi tío Francisco: mi tío favorito y mi padrino. Y hoy también quiero señalar que mañana mi padre cumpliría años. Hace seis años que dejó de cumplirlos. Ni cumple hoy ni cumplirá mañana, pero yo lo señalo ahora porque marco las efemérides donde me da la gana; porque esto de las efemérides no es más que un juego de casino, como el de la ruleta, con sus 365 casillas o 364 los años bisiestos, en el que la casa hace trampa si quiere desplazando la bolita una casilla más atrás.
Entre los famosos, quizás ya sepan que Amy Winehouse no cumplirá hoy 28 años, y dicen que se va a hacer coincidir su cumpleaños con la publicación del dueto completo que gravó con Tony Bennett y también con un acto que consiste en presentar una fundación que lleva su nombre. Aún a riesgo de ser pesado, recuerdo aquí su ya no cumpleaños porque el Bonus CD que acompañaba al “Blak to Black The de luxe Edition” es el disco que más ha sonado en mi radio casete JVC con lector de CD, mientras escribía, publicaba o visitaba esta impoética. Un CD que empieza por “Valerie”, y termina con “Love is a losing game –original demo”; un disco que he sacado poco del lector porque, ¿para qué cambiar algo que me gusta?, y porque el viejo aparato JVC, que compré hace un porrón de años en la FNAC de París y que suena de maravilla, se ha vuelto cascarrabias y no le gusta que le importune cambiando los discos, y cuando lo hago se hace el remolón y los lee como quiere. Además, tiene su corazoncito de viejo choco y no le ha sentado nada, pero nada bien, la muerte de Amy Winehouse. Ya no lee bien ni el disco Bonus CD que acompañaba al “Blak to Black The de luxe Edition”. Se atraganta a la mitad de “Valerie”, empieza a hipar y a sollozar y lo tengo que apagar, darle palmaditas y ánimos para que empiece de nuevo; entonces se tranquiliza y vuelve a sonar como en sus mejores tiempos, como sonaba en París cuando le ponía discos de los Ramones a todo volumen y mi vecino afrofrancés armario negro de cuatro puertas aporreaba la pared, y entonces yo, que prefería conservar una razonable simetría en mi cara y todas mis extremidades en su sitio, cambiaba a los Ramones por Milton Nascimento, o por Satie, hasta que el vecino armario de cuatro, qué digo de cuatro, de seis puertas, se dormía, y a la mañana siguiente me sonreía cuando nos cruzábamos por la escalera. Como les cuento, mi achacoso aparato musical portátil sonaba entonces de maravilla, ahora también aunque sólo cuando quiere.
Un apunte histórico para terminar: el 14 de septiembre de 1812, las tropas de Napoleón llegaron hasta Moscú y encontraron la ciudad vacía e incendiada; regresaron a Francia, y en el camino, el frío, el hambre y los cosacos les dieron una tunda soberana. La toma de Moscú fue una victoria pírrica para los franceses, o algo peor.
Me despido. Muchas gracias. Hasta pronto. Aprovecha el momento. Carpe diem. Cabe canem.
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