jueves, 11 de agosto de 2011

El oficio de vivir

Por ahora Vila-Matas no va ser el amigo desesperado porque, ocho líneas más abajo, el amigo desesperado es Cesare Pavese.
“Me pregunto ahora por qué diría ayer que no sintonizaba con Pavese si es mi sombra, si soy yo, si es mi lector, si es el amigo desesperado que siempre va con nosotros los enfermos de literatura, que estamos en permanente lucha contra la desesperación y la derrota.”
También lo leí ayer, pero entonces sonó el timbre del portero automático y me invitaron a salir de excursión a San Juan de Luz. Recordé que, en el centro de la nave de la iglesia de San Juan de Luz, navega suspendido un barco de vela y vapor. Salí pitando. Con lo puesto, la cámara de fotos y la cartera. La nave en la nave es un exvoto cuya historia desconozco. Por eso cargué con la cámara. La cartera sirvió para degustar vino, pescado, y comprar algunos libros.

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